Especiales ambientales

AÍSLA TU HOGAR DEL FRÍO

03. ¿Cómo podemos conseguir esto?

Se puede hacer de dos maneras. La captación solar, por un lado, que consiste en permitir la entrada de luz directa del sol evitando cualquier tipo de protección. En el caso de disponer de galerías acristaladas, o dobles ventanas, deben permanecer cerradas, para producir el efecto invernadero y acumular el calor dentro de la casa. Es conveniente tener las cortinas totalmente abiertas para que entre la mayorcantidad posible de luz.

La segunda forma consiste en aislar bien y ventilar lo mínimo posible, resulta suficiente la ventilación de una habitación durante 10 minutos y evitar las pérdidas de energía en puertas y ventanas.

Un buen aislamiento térmico conseguirá que nuestra casa se mantenga a una temperatura agradable en los meses de invierno pero puede llegar a no ser suficiente para conseguir nuestro objetivo de bienestar por lo que necesitaremos ayudarnos de un sistema de calefacción.

Se desaconseja el uso de calefacción eléctrica ya que su consumo de electricidad es inmenso, por eso, los consumidores prefieren las calderas. Además del ahorro, suponen una mejor protección con el medio ambiente y la instalación es más sencilla.

¿Qué es una caldera?

Es un equipo de calefacción en el cual la subida de temperatura se debe a la combustión de: Gasóleo, gas natural, propano, butano o biomasa, que calientan un líquido, generalmente agua, que circula por una serie de tubos que forman el radiador.

Hay varios tipos de calderas, las más eficientes son:

  • Caldera de baja temperatura: Trabaja a temperaturas entre 40 y 60º centígrados, siendo éstas mucho menores que en las calderas antiguas que alcanzaban los 90º centígrados. Esta opción ahorra energía de forma significativa. Se recomienda para zonas que no sean demasiado frías.
  • Caldera de condensación: Funcionan con la recuperación de calor producido por el vapor de agua, operan a temperaturas entre 30 y 50º centígrados. Son las más recomendadas ya que su rendimiento puede llegar al 109%., además permiten la regulación de la temperatura para cada necesidad energética. Permiten un ahorro del 25% frente al de una caldera convencional.
    A pesar de su precio algo excesivo, éste se ve recompensado por el ahorro que conlleva y el menor deterioro ambiental generado en este tipo de calderas.

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